Maria Elena Catacchini

Maria Elena Catacchini nació en la Toscana hacia 1920, en la campaña alrededor de Arezzo, en el seno de una familia campesina muy pobre. A los diez años, su padre decidió emigrar a Francia para escapar de la violencia fascista. Al principio, los Catacchini trabajaban en una granja cercana a Niza propiedad de otra familia italiana. El trabajo era duro y sólo les pagaban con la comida que necesitaban para sobrevivir.

El hermano, que se quedó en Italia para estudiar en el seminario, necesitaba dinero para pagar la matrícula y corría peligro de ser expulsado; el padre pidió ayuda a los propietarios de la finca, quienes se mostraron dispuestos a echar una mano, pero no hicieron nada en concreto.  

Cuando se abrió la obra de construcción de la carretera de Cagnes-sur-mer a los Alpes Marítimos, el padre se ofreció como peón, pero se vio obligado a cobrar su primer sueldo sólo después de tres meses de trabajo. El propietario, al enterarse, cerró el bolsillo y no suministró nada que comer. Para sobrevivir, el padre comenzó a vender leña durante tres meses al terminar el trabajo de construcción, caminando siete kilómetros cada día con un fardo a la espalda y tenía que cubrir la misma distancia para volver a casa.

Su primer salario como obrero fue enviado casi por entero a su hijo en Italia. Al cabo de unos meses, se saldó la deuda con la escuela y los Catacchini abandonaron la granja y se trasladaron a Cagnes-sur-mer, a una casa más pequeña y humilde, pero con la perspectiva de encontrar trabajo también para las mujeres: la madre se empleó recogiendo y limpiando fresas, María Elena fue ayudante de cocina en la pensión Le Cagnard, donde sufrió un intento de violación por parte de un camarero. Consiguió escapar pero se negó a volver al trabajo, y no les dijo el motivo a sus padres .

Testimonio recogido en colaboración con el Archivo Nacional de Diarios.