Giuseppina Croci nació en Castano Primo, provincia de Milán, en 1863. Fue la primera de nueve hermanos, creció en una familia numerosa y trabajó como obrera en una hilandería.
En 1890, aceptó seguir los pasos de su antiguo empleador: el 9 de junio de ese año, partió sola del puerto de Génova en un velero alemán rumbo a Shanghai ( China). Durante los 37 días de travesía, relató en un diario la historia de la vida a bordo en medio de culturas, tradiciones e idiomas diferentes: desde la partida en solitario, confiada por el Sr. Zoncada a los supervisores del Bastimento, hasta las dificultades de conversación debidas a que nadie hablaba italiano y a que los viajeros eran en su mayoría hombres.
Giuseppina, desde la cubierta del barco, se puso a mirar el paisaje que iba atravesando: vio primero la isla de Stromboli, con montañas a ambos lados, luego la isla de Candia y más allá la ciudad de Said, donde vivían los árabes de Abisinia. Se le abrió un mundo nuevo, formado por gente de costumbres y oficios muy distintos a los que conocía en su tierra.
Una vez que llegó a Shanghai y se sintió segura, dejó de escribir y se dedicó a su trabajo.
Regresó a Italia al cabo de cinco años con tres mil liras en el bolsillo, después de aprender a dos nuevos idiomas y muchos cuentos chinos que contar.
Testimonio recogido en colaboración con el Archivio Diaristico Nazionale.
Giuseppina Croci nació en Castano Primo, provincia de Milán.
Aceptó seguir los pasos de su antiguo empleador: el 9 de junio de ese año, partió sola del puerto de Génova en un velero alemán rumbo a Shanghai ( China).
Regresó a Italia al cabo de cinco años con tres mil liras en el bolsillo, después de aprender a dos nuevos idiomas y muchos cuentos chinos que contar.